La Russie, cette ennemie idéale


" No, no son los rusos los que buscan destruir Europa, lo que por ella es querido y todo lo que constituye su esencia"

(Traducción del artículo de Inna Doulkina, publicado el 24 de Marzo de 2017 en Le courrier de la Russie)




Rusia es el mal estudiante. Desde siempre sentado en la última fila, la gorra calada hasta los ojos, el aire arrogante y las uñas rotas - supuestamente está en el origen de todos los desórdenes, peleas y disputas. Al menor problema todo el mundo - estudiantes y profesores - se ponen de acuerdo: ¡ella es la culpable!

¡Qué Hillary Clinton no es elegida presidenta de Estados Unidos?. ¡Es culpa de Rusia!. ¿Qué los partidos nacionalistas europeos consiguen cada vez más adeptos?. ¡Es también culpa de Rusia!. ¿Qué la Unión Europea se ha debilitado en la escena internacional?. ¡Es Rusia que trabaja para su desintegración!. Según algunos medios de comunicación, Rusia sería un país de un poder sin precedentes: tendría la capacidad de influir en el curso político de todos los países del mundo y podría elegir los presidentes de gobierno que le resultasen más favorables. Rusia estaría detrás de cada ataque mediático en contra de un partido político. En este momento, la mejor estrategia para un político que quiere ganar puntos es afirmar que es "objetivo de Moscú."

Acostumbrada a ser presentada como fuente de todos los problemas, Rusia se retira del juego. Tanto mejor si es capaz de asustar a los EE.UU., si sus piratas informáticos son considerados los más poderosos en el mundo y si los creen capaces de romper los sistemas de protección más sofisticados. Todo esto aumenta su cotización: sus tecnologías inspiran más confianza, sus armas encuentran más compradores y su voz se oye más. No es que Rusia esté encantada con el papel de matón de primera clase, pero cansada de probar lo contrario, ha aprendido a sacarle provecho. Y lo está haciendo bastante bien.

Rusia parece condenada a representar un lado alternativo al polo occidental, a jugar el papel del “Otro”, de aquel que encarna la diferencia e inspira desconfianza. Pero esto es así a pesar de sus verdaderas aspiraciones, porque en realidad en términos de valores, no existen diferencias fundamentales entre Rusia y Occidente.

Ciertamente, Rusia no tiene un sistema político democrático tan antiguo y desarrollado como Francia o Gran Bretaña, pero tampoco tiene ni su historia ni su geografía. A lo largo de su existencia, Rusia ha servido como un escudo para Europa: al lado de la gran estepa, ha sido la primera en exponerse a las invasiones de los mongoles sufriendo sus ataques, sus destrucciones y un largo yugo de tres siglos, que ha frenado su desarrollo y la ha condenado a "ponerse al día" permanentemente.

Si la Rusia de hoy no responde a las expectativas de Occidente, este último es quien debería de preguntarse qué aspectos son realistas y justificados. Rusia siempre ha sentido una firme relación con la civilización occidental, un parentesco que las élites europeas y americanas persisten hoy a negar. 

Los europeos insisten en presentar a Rusia como la fuente de desestabilización mundial y olvidan que no son los rusos los que ponen bombas en sus estaciones y aeropuertos. No son ellos los que atropellan transeúntes en los paseos para aplastarlos bajo las ruedas de sus camiones, no son los que disparan en las terrazas y en las salas de conciertos. Ellos no son los que crearon una organización terrorista de un poder sin precedentes que, actualmente, inmola seres vivos, hace que niños decapiten a adultos y degrada a las mujeres a nivel de mascota. Los miembros de esta organización rechazan la noción misma de la cultura y destruyen sus manifestaciones más majestuosas.

No, no son los rusos los que buscan destruir Europa, lo que por ella es querido y todo lo que constituye su esencia. De hecho, son actualmente los únicos entre los europeos que luchan sobre el terreno frente a esta fuerza, cuyo objetivo es la destrucción absoluta de la catedral de la cultura que generaciones de hombres y mujeres a lo largo de los siglos, han construido. Los rusos están liderando la lucha para defenderla y mueren. Otro sacrificio que probablemente nunca será apreciado ni siquiera reconocido. Occidente cegado, pretende poner "la amenaza rusa" al mismo nivel que el estado islámico. ¡Qué lástima!. Levantarse del último sitio para oponerse al loco que tiene a la clase como rehén y amenaza con matar a todo el mundo, es también el papel de Rusia.

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